
Lima
La cara de esta mujer de alto estatus del Antiguo Perú se ha recreado gracias a una sinergia entre ciencia y arte, aunque los especialistas aseguran que puede haber margen de error
Gracias a una innovadora reconstrucción hecha a partir de su cráneo y huesos se ha vuelto a poner cara a la “dama de El Paraíso“. La arqueóloga Dayanna Carbonel, directora del proyecto de investigación en la zona arqueológica monumental El Paraíso, un complejo que contiene los primeros templos de Lima, de 4.000 años de antigüedad, donde en 2016 fue descubierta, destacó que “Tiene mucho parecido a una mujer de hoy en día”.
Investigaciones y recreación
El Paraíso es el nombre moderno de un complejo arqueológico monumental del Periodo Arcaico Tardío (3500-1800 a. C.), también conocido como Chuquitanta. Está situado en el valle del río Chillón, en la costa central de Perú, a varios kilómetros al norte del centro de Lima, capital del Perú y a dos km del Océano Pacífico. Pertenece al Distrito de San Martín de Porres, colindando con los límites de la Provincia Constitucional del Callao.
El sitio fue dado a conocer en 1950 por Louis Stumer, al que nombró Chuquitanta, nombre de una hacienda cercana. En 1964, Thomas C. Patterson y Edward P. Lanning consideran por primera al sitio como precerámico, logrando identificar unas nueve estructuras. En 1965 Frederic Engel llevó a cabo exploraciones y excavaciones en el sitio, al que llamó El Paraíso, por ser el nombre oficial que era usado por el Instituto Nacional de Cultura.
El 24 de diciembre de 2012 se inició el primer proyecto de inversión pública (PIP) del Ministerio de Cultura para recuperar, preservar y restaurar los monumentos arqueológicos de Lima. El primer lugar elegido para dicha labor fue precisamente El Paraíso, con un presupuesto de 4,5 millones de soles. Como director del proyecto fue designado el arqueólogo Marco Guillén Hugo. Se iniciaron las excavaciones en cinco sectores y se identificó que el complejo estaba conformado en total por doce pirámides, esparcidas en una extensa área.
El proyecto de investigación de la zona arqueológica monumental El Paraíso, un complejo que contiene los primeros templos de Lima, de 4.000 años de antigüedad, y donde en 2016 fueron descubiertos los huesos de la llamada dama de El Paraíso.
Tras haber emergido de los vestigios de El Paraíso, los descubridores de esta dama la han bautizado como Eva Lucía, no solo en honor a la pareja de Adán en el jardín del Edén, sino también por la australopiteca Lucy, la primera homínida de la que se tiene constancia que caminó erguida. Fue además la primera de los once entierros prehispánicos que se han encontrado hasta ahora en El Paraíso desde que el equipo de Carbonel realiza excavaciones arqueológicas en la zona.
La recreación del rostro de Eva Lucía, una importante antigua noble tejedora peruana, fue fruto de una sinergia de ciencia y arte. Un análisis antropométrico del cráneo permitió determinar la anchura de la nariz y del maxilar inferior y superior, entre otras medidas. Su estatura era de 1,50 metros y tenía una edad de entre 20 y 25 años en el momento de su muerte.
Primero se hizo una recreación exacta del cráneo, al que después el artista plástico Teo Ugarte ayudó a Carbonel a recrear los músculos y los tejidos con arcilla y yeso hasta darle el aspecto final con fibra de vidrio.
Carbonel apuntó que “la intención fue no exagerar en las facciones porque queríamos lograr el mayor parecido. Hay cierto margen de error porque nunca sabremos con exactitud el grosor de los labios, la longitud de la nariz o la forma de las orejas, pero nos hemos aproximado a ello”.
El busto que recrea el aspecto que tuvo esta mujer está expuesto en el Museo de Minerales Andrés Del Castillo, de Lima, que financió la reconstrucción. Su rostro es alargado, con pómulos sobresalidos, ojos pequeños, nariz prominente y boca estrecha.
El descubrimiento y la relevancia de este hallazgo
Ya se habían hecho antes otras recreaciones del aspecto físico que tuvieron importantes mujeres del Antiguo Perú como la Dama de Cao y la sacerdotisa de Chornancap, pero ninguna de las dos es tan antigua como la “dama de El Paraíso”, que vivió en el territorio de la actual capital de Perú más de 2.000 años antes que las otras dos.
Carbonel comentó que “últimamente estamos descubriendo cada vez que las mujeres tenían un papel importante, asociado probablemente a actos rituales”.
De los distintos fardos funerarios encontrados, el de Eva Lucía es sin duda el más importante de los cuerpos femeninos descubiertos, y los análisis que se le han realizado a sus huesos y dientes han revelado a qué se dedicaba e incluso hasta lo que comía. El hallazgo desvela que las mujeres prehistóricas también cazaban grandes animales.
La relevancia de este hallazgo se debe a que no solo se encontraba enterrada dentro de uno de los edificios cercanos al templo principal de El Paraíso, una pirámide trunca rodeada de cerros costeros cercanos a la ribera izquierda de la desembocadura del río Chillón, sino que también estaba acompañada de un valioso ajuar funerario. Posiblemente esta mujer tuvo una conexión simbólica importante en los ritos que se practicaban dentro de los edificios de El Paraíso.
En su tumba, donde fue enterrada en posición fetal sobre un tapete de junco, y acompañada de elementos valiosos para la sociedad que habitó El Paraíso como una valva de conchas de abanico, piedras como el cuarzo y un mate que contenía cal.
La causa de su muerte no se ha podido determinar, ” sigue siendo un misterio, pero los restos nos han podido contar un poco más sobre su vida”, añadió.
Gracias a una patología ósea en el húmero de su antebrazo se pudo determinar que era una tejedora, y a través de sus dientes se supo que su dieta se basaba en yuca (mandioca), calabaza, maíz y frijoles (habichuelas).
Para ello fue fundamental las partículas extraídas de la única caries que tenía en su dentadura, que llamó la atención por el enorme desgaste de sus muelas, probablemente causado por masticar alimentos crudos o duros como mariscos con restos de arena.
También mostraba signos de anemia. Esto podría deberse a que haya tenido una alimentación poco balanceada durante la infancia.
El futuro de las excavaciones e investigaciones
Tras varios meses paralizadas por la pandemia del COVID-19, las excavaciones arqueológicas se reanudaron en octubre pero el proyecto finalizará en febrero si el Ministerio de Cultura, que financia las investigaciones, no decide ampliarlas.
“Hay mucho todavía por excavar, descubrir y analizar. Apenas hemos podido descubrir una pequeña parte. Lo ideal es que estos proyectos de gran envergadura se mantengan y haya un presupuesto constante para esta labor”, indicó Carbonel.
“No sabemos qué va a suceder. Esperamos que exista el compromiso del Ministerio de Cultura junto a otras instituciones para que estos proyectos no queden en nada y tengan una continuidad en la protección del patrimonio“, agregó.
El Paraíso, rodeado de una de las urbes más grandes de Latinoamérica, no está exento como otros sitios arqueológicos de Perú de eventuales invasiones propiciadas por traficantes de tierras, como en 2012 cuando ya fue destruido el 80 % de uno de los edificios y otro fue “mutilado” al 50 %.
“Esto puede volver a pasar”, advirtió Carbonel, cuyo equipo ha tenido importantes descubrimientos desde que está en la zona desde 2015, como un cactus alucinógeno de 4.000 años de antigüedad, una porra de piedra y un hueso tallado con un ave rapaz que conectaría a El Paraíso con Chavín de Huántar, el primer gran centro religioso del Antiguo Perú, enclavado en el corazón de los Andes.